La Navidad es momento de estar, permanecer y acompañar. Es el momento en que la Virgen María abraza al Niño Jesús. Su abrazo fortalece la vulnerabilidad, al tiempo que es signo de la promesa que se abre a la esperanza, es una acogida incondicional. Del mismo modo nuestros abrazos superan distancias y derriban muros.
Contra ello, la pobreza es un fenómeno estructural que aumenta las dificultades, fomenta un clima de desesperanza y genera incertidumbre. Por ello, desde Caritas Bizkaia para esta Navidad hacemos un llamamiento a la esperanza comunitaria, siguiendo la llamada del Papa Francisco:
“Que la comunidad cristiana esté siempre dispuesta a defender el derecho de los más débiles. Que generosamente abra de par en par sus acogedoras puertas, para que a nadie le falte nunca la esperanza de una vida mejor” (Francisco, Spes non confundit, n.13)
